Rutas que saben a futuro. Guadalajara, San Antonio y Tijuana, el corredor gastronómico que puede reescribir el turismo binacional
- Editorial

- 17 sept
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La integración de la gastronomía local en circuitos turísticos binacionales no es una moda; es una política de desarrollo regional con retorno medible. México cerró 2024 entre los seis destinos más visitados del mundo con 45 millones de turistas internacionales, y en 2025 mantiene una inercia al alza: en junio ingresaron 8 millones de visitantes, 11.5% más que un año antes. En 2024, la ocupación promedio de 70 centros turísticos fue de 60.2% (enero–julio), la llegada de turistas internacionales subió 5.3% y el ingreso de divisas por visitantes creció 7%. Esta base de demanda permite lanzar “circuitos gastronómicos” que vinculen ciudades espejo a ambos lados de la frontera y escalen la derrama local con tecnología y gobernanza.
Guadalajara aporta densidad cultural y logística. La metrópoli superó los 16 millones de turistas en 2024, con ocupación hotelera anual de 63% y tarifas estables, consolidando equilibrio entre fines de semana (49%) y estancias entre semana (51%). Ese flujo puede ordenarse en un “Pasaporte del Sabor” que una mercados, cocinas tapatías, birrierías, destilerías de tequila y hubs creativos, con QR interoperables para reservas, trazabilidad de productos y métricas en tiempo real para planeación pública.
San Antonio es el ancla texana del corredor. Ciudad UNESCO de Gastronomía, su hospitalidad alcanzó en 2023 un impacto económico récord de 21.5 mil millones de dólares, con 35.6 millones de visitantes y 147,000 empleos; la restauración explica cerca de la mitad del efecto (≈11 mil millones). La academia acompaña: UTSA lanzó en 2024 su programa de Hospitality & Events Management para alinear talento con la demanda de la cadena gastronómica y de eventos. Integrar estas capacidades a un circuito trinodal (SA–GDL–TIJ) permitiría co-certificar proveedores, compartir estándares sanitarios y homologar datos de consumo.
Tijuana es el laboratorio de la mezcla culinaria y del cruce cotidiano. Cuna de la ensalada César y del “Baja Med”, combina gastroparques con alta cocina y capta tanto excursionistas como viajeros aéreos: en 2023 su aeropuerto recibió casi 13.2 millones de pasajeros (muchos vía CBX), con ocupación hotelera de 61.5% y gasto diario promedio de 180 dólares; 95% de los visitantes extranjeros provienen de EE.UU., mayoritariamente de California. Para escalar, TIJ puede ofrecer “weekenders” binacionales que combinen caña, mar y valle (Tijuana–Rosarito–Valle de Guadalupe), con carriles exprés coordinados y paquetes culinario–culturales.

Qué nos dicen los datos de 2024 sobre el potencial de los circuitos
Primero, hay base de volumen y poder adquisitivo: 25.8 millones de turistas internacionales a México en enero–julio de 2024 (+5.3% interanual) y 20.3 mil millones de dólares en divisas (+7%).
Segundo, destinos ancla muestran resiliencia: Guadalajara con 63% de ocupación; San Antonio con restaurantes aportando ~50% del impacto sectorial; Tijuana retomando dinamismo con mezcla de visitantes de un día y pernocta.
Tercero, el comportamiento del viajero gastronómico es crecientemente digital: un estudio de El Colef analizó 11,786 reseñas de 201 restaurantes del corredor Tijuana–Rosarito–Ensenada, evidenciando cómo las opiniones en línea moldean la imagen culinaria y, por tanto, la demanda.
A nivel tendencias, la World Food Travel Association subraya para 2024 la adopción de IA y la sostenibilidad como ejes del “food tourism”, relevantes para diseñar rutas inteligentes y medir impacto.

Cómo operar los circuitos en 2025
Política: crear mesas binacionales (municipios–estados–condados) para homogeneizar permisos de eventos, horarios ampliados y uso temporal de espacio público; San Antonio ofrece la plataforma UNESCO 2022–2025 con instrumentos de “food trails” saludables que podrían adaptarse al corredor. Economía: fondos semilla mixtos para pymes culinarias que adopten estándares compartidos (seguridad alimentaria, trazabilidad, inclusión proveedoras mujeres) y paquetes multinodales con tarifa dinámica. Tecnología: pasarelas de pago interoperables, “wallets” sin fricción y analítica de reseñas para curaduría viva de las rutas; aquí la evidencia de El Colef justifica la minería ética de opiniones. Academia: movilidad estudiantil y pasantías cruzadas UTSA–UdeG–CETyS para profesionalizar guías, sumilleres y gestores de eventos.
Riesgos y prioridades. 2025 exigirá abordar tres dilemas:
Percepción de seguridad y tiempos de cruce: Tijuana ya prueba pases exprés para ciertos visitantes; institucionalizar carriles culturales en fines de semana y coordinar campañas de información reduciría fricciones.
Turistificación y precios: los circuitos deben incluir métricas de renta y empleo local para que el beneficio no expulse residentes.
Datos y confianza: la IA que recomienda restaurantes debe ser auditada (no “opacar” cocinas tradicionales) y manejar reseñas con salvaguardas de privacidad.
Con gobernanza, tecnología útil y una narrativa compartida, las rutas SA–GDL–TIJ pueden convertir la herencia culinaria en política de desarrollo con impacto medible en empleo, recaudación y reputación territorial.
Escrito por: Editorial




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