La batalla por las urnas en CDMX. ¿Quién conquista el voto de la capital en 2025?
- Editorial
- 9 jul
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En un momento decisivo para el rumbo político de la capital del país, la Ciudad de México se encuentra inmersa en un escenario de reconfiguración electoral que podría redefinir no sólo el mapa local, sino también las proyecciones federales rumbo a 2030. La más reciente encuesta de Massive Caller, levantada el 8 de julio de 2025, ofrece una radiografía clara de la intención de voto en las 16 alcaldías de la CDMX. Este termómetro ciudadano no solo mide preferencias, sino que también revela tendencias de continuidad, rechazo y volatilidad política que deben analizarse con lupa por los estrategas de campaña, actores económicos y observadores binacionales.
MORENA continúa como fuerza dominante en la capital, liderando la intención de voto en 13 de las 16 alcaldías, con porcentajes que oscilan entre el 34.6% en Magdalena Contreras y un potente 50.6% en Milpa Alta. Destacan bastiones como Iztapalapa (49.7%), Tláhuac (41.9%) y Gustavo A. Madero (41.8%), donde el apoyo al partido oficialista es claro, aunque no absoluto. En contraparte, el PAN mantiene el control en Benito Juárez (45.7%) y Miguel Hidalgo (39.3%), demarcaciones que históricamente han representado el ala más conservadora y de clase media-alta de la capital.
Uno de los datos más reveladores es el nivel de rechazo a la reelección de actuales alcaldes. En Xochimilco, por ejemplo, el 74.2% de los encuestados no votaría por Circe Camacho Bastida para un segundo periodo. En Cuauhtémoc, sólo el 29.8% apoyaría la continuidad de Alessandra Rojo de la Vega. En contraste, Luis Mendoza Acevedo (PAN, Benito Juárez) alcanza un 52.7% de aprobación para reelegirse, mientras que Gabriela Osorio Hernández (MORENA, Tlalpan) logra un 52.4%, evidenciando que la lealtad política no siempre está atada al color del partido, sino a la gestión percibida.

Este panorama debe entenderse también desde una perspectiva económica y tecnológica. La Ciudad de México representa el 17% del PIB nacional y es epicentro de industrias estratégicas como la innovación digital, la logística avanzada y el turismo cultural. En este contexto, alcaldías como Coyoacán, Azcapotzalco y Cuauhtémoc se perfilan como polos de inversión tecnológica. El voto ciudadano, por tanto, no sólo es una decisión ideológica sino una apuesta por modelos de desarrollo económico local. ¿Apostarán los votantes por la continuidad de proyectos de digitalización gubernamental y alianzas público-privadas, o elegirán propuestas de cambio más alineadas a una visión de austeridad y control social?
En términos binacionales, lo que ocurra en la CDMX tendrá eco en ciudades estadounidenses hermanadas con alcaldías capitalinas a través de programas como Sister Cities International o mecanismos de cooperación en seguridad, cultura y cambio climático. La orientación política de las alcaldías incide directamente en la posibilidad de atraer inversión extranjera directa, firmar acuerdos de innovación y participar en foros globales de gobernanza urbana, donde el liderazgo local es cada vez más determinante.
De cara a 2025, el principal reto será convencer a ese 10% a 20% del electorado que aún no decide su voto. Este grupo será decisivo en alcaldías donde la diferencia entre punteros es menor a cinco puntos porcentuales, como Coyoacán (MORENA 39.7%, PAN 33.1%) o Cuajimalpa (MORENA 35.5%, PAN 33.2%). Las campañas deberán transitar de la confrontación ideológica a propuestas creíbles en temas sensibles como movilidad, seguridad, desarrollo urbano sustentable y gobierno digital.

La tecnología también jugará un papel central. El uso de big data, geointeligencia electoral y microsegmentación será clave para identificar votantes indecisos, especialmente en colonias con alta densidad poblacional como Iztapalapa o Gustavo A. Madero. Esta profesionalización del marketing político ya ha sido observada en campañas estadounidenses y comienza a permear con fuerza en la arena mexicana, particularmente en alcaldías con mayor acceso digital.
Finalmente, queda claro que la CDMX no es un bloque monolítico. Es un mosaico de intereses, aspiraciones y desafíos. En ella conviven zonas de alta marginación con corredores tecnológicos de primer nivel; comunidades indígenas con distritos financieros globalizados. Quien entienda esa diversidad y la traduzca en políticas públicas incluyentes, participativas y sostenibles, tendrá ventaja no solo en las urnas de 2025, sino en la gobernabilidad de los próximos años.
Escrito por: Editorial
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