Del “día cero” al 24/7: sensores, IA y medidores inteligentes para salvar el agua en México y EE.UU.
- Editorial

- 25 ago
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La gestión inteligente del agua ya dejó de ser promesa: es un requisito para sostener economías locales y evitar crisis sociales. En 2025, la Ciudad de México adquirió tecnología para detectar fugas no visibles con la meta de reparar 30 000 fugas —triple que en 2024— y recuperar caudales equivalentes al suministro de 180 000 personas al año. En paralelo, Estados Unidos mantiene el mayor impulso financiero de su historia para agua potable, residual y pluvial con más de 50 000 millones de dólares del Bipartisan Infrastructure Law, que siguen fluyendo vía fondos estatales.
Los datos de 2024 dejan claro por qué el monitoreo en tiempo real es el camino. México comenzó el despliegue de un millón de medidores inteligentes; Monterrey, con una plataforma de analítica en red, reportó ahorros globales de 17%y hasta 37% en sectores mediante control de presión y consumo. En el Valle de México, estudios estimaron pérdidas de 40–50% del agua distribuida por fugas y no contabilizada; y el costo por agotamiento y degradación del recurso alcanzó 0.32% del PIB. Cada punto porcentual de eficiencia evitada es empleo, recaudación y paz social perdidos.
Del lado estadounidense, 2024 cerró con el metoreo inteligente (AMR/AMI) como pieza central de la transformación digital: representó más de 20% del gasto digital de las utilities, y en 2025 el mercado global de smart metering superó los 6.8 mil millones de dólares. Además, para el ejercicio fiscal 2025 se anunciaron 8.9 mil millones de dólaresadicionales en fondos rotatorios de agua potable y limpia. Aun así, la AWWA reporta que solo 41% de las utilities se sienten plenamente capaces de cubrir sus mejoras con tarifas, lo que vuelve estratégico priorizar inversiones con retorno tangible —como sensores, sectorización y control de presiones— que reducen agua no contabilizada y energía.
No se trata solo de megaciudades. En 2024, proyectos financiados por Reclamation en distritos pequeños de Arizona y California instalaron AMI y plataformas de datos que emiten alarmas de fuga en tiempo real, mejoran la lectura de pozos y ajustan bombeos para proteger acuíferos. Para México, donde el agro explica alrededor de un tercio del agua extraída, la telemetría rural es la frontera crítica: la combinación de sondas en pozos, caudalímetros con comunicación NB-IoT y tableros municipales puede balancear acuíferos y ordenar concesiones con evidencia.

La madurez digital también avanza en gobernanza. En 2024, 61.3% de utilities en la encuesta AWWA reportaron planes activos de protección de fuentes; y aunque la adopción de IA aún es incipiente, estudios en EE.UU. mostraron que 24%de grandes utilities ya la han usado para análisis operativos, una señal de que los datos de AMI/SCADA alimentarán modelos de predicción de fugas y demanda. La conclusión para alcaldías: el hardware importa, pero el valor nace cuando el dato se convierte en decisión diaria.
Contexto 2024: la sequía presionó tanto a México que el Valle de México llegó a 100% de afectación en abril de 2024, mientras en EE.UU. las percepciones ciudadanas sobre la seguridad del agua variaron con ingreso y raza, recordando que la confianza se construye con transparencia de datos y respuesta rápida a eventos. Los tableros públicos —con mapas de presión, fugas reparadas y calidad por colonia— no son un “extra”: son política pública pro-confianza.
Rumbo a 2025, los retos son claros. Primero, ciberseguridad: con más sensores conectados, el gasto crecerá sostenidamente y los municipios deben exigir arquitecturas “zero-trust”, segmentación de redes y planes de resiliencia. Segundo, capacidad operativa: el sector hídrico está fragmentado y con plantillas pequeñas; sin compras consolidadas, soporte remoto y capacitación, los tableros se quedan “a medias”. Tercero, finanzas: frente a tarifas rezagadas, el orden lógico es atacar agua no contabilizada, energía y cartera con proyectos de payback corto que liberen flujo para escalar.

Propuesta binacional para alcaldías y condados: 1) Diagnóstico exprés de pérdidas con correladores acústicos y sensores de presión; 2) AMI priorizado en zonas de alto consumo y macro-medición en entradas de sector; 3) Centro de control 24/7 con analítica de fugas y presiones; 4) Contratos de desempeño que paguen por metros cúbicos recuperados; 5) Tablero ciudadano en tiempo real. Si México acelera su millón de medidores y ciudades como CDMX y Monterrey consolidan la analítica, mientras EE.UU. sigue canalizando fondos a digitalización con métricas de ahorro por dólar invertido, 2025 puede ser el año en que pasemos del discurso a la curva descendente de pérdidas.
Escrito por: Editorial




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