¡ALERTA HÍDRICA BINACIONAL! Estrategia radical salvará al Lago de Chapala
- Editorial

- 10 jun
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En 2024 el Lago de Chapala, principal embalse natural del país y columna vertebral del abastecimiento hídrico de Guadalajara y su zona metropolitana, logró una leve recuperación tras tocar mínimos críticos en el año anterior. Aunque en marzo de 2024 apenas alcanzaba un 43 % de capacidad, sufrió una leve subida a mediados de año, culminando la temporada primaveral en un 53.3 % de almacenamiento, frente al 43.4 % del inicio de 2024. Esta cifra representa 4,335 millones de metros cúbicos —un incremento significativo, aunque todavía un 33 % por debajo de su capacidad máxima aproximada de 8,126 hm³.
Para comprender este cambiante equilibrio, es necesario contextualizar varias iniciativas clave que interconectan esfuerzos estatal, federal, comunitario y académicos en México, así como colaboración institucional con EE. UU. En territorio nacional, la Comisión Estatal del Agua de Jalisco reporta una capacidad total de 7,897 Mm³, cubriendo 114,659 ha —86 % en Jalisco y 14 % en Michoacán— y abasteciendo cerca del 60 % del agua de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Las estrategias de conservación implementadas en 2024 incluyeron recuperación de humedales, reforestación en cuencas, modernización de plantas de tratamiento y campañas educativas. Universidades mexicanas, agrupadas en una red de acción climática lanzada en junio de 2025, han fortalecido el componente científico y comunitario de estas iniciativas. En paralelo, el Programa Fronterizo Border 2025 —liderado por EPA y SEMARNAT— impulsa metas conjuntas en calidad del agua, saneamiento y resiliencia ambiental en zonas binacionales, aunque no abarca directamente al Chapala, sí sienta un marco de cooperación institucional.
Desde el lado estadounidense, destaca la reciente asistencia técnica promovida por la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA/IBWC), con el préstamo de equipo de bombeo y planes binacionales para optimizar gestión del agua. Además, en noviembre de 2024 alcanzaron un acuerdo marco para flexibilizar la entrega de agua de México a EE. UU., incluyendo incentivos económicos y energéticos –aunque se advirtiera sobre la imposibilidad de compensar totalmente sectores antes de octubre de 2025.
Todo esto implica resultados concretos: la superficie del Lago de Chapala se mantiene en niveles medio-altos (53 %), un aumento respecto al 43 % registrado anteriormente, y las presas satélite —Calderón, La Red y El Salto— superaron alzas de 30–50 puntos porcentuales en su almacenamiento respecto a 2023. Además, en el primer semestre de 2024, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) logró inspeccionar más de 2,551 aprovechamientos de agua de cuencas, con un cumplimiento cercano al 64 % de su meta anual, y ejecutó 654 sanciones, superando el objetivo en un 109 %.
No obstante, estos logros conviven con amenazas estructurales. La sedimentación constante, contaminación por agroindustria y déficit de lluvias siguen erosionando la capacidad de retención del lago. La sequía se recrudece e impacta no solo el ecosistema, sino la estabilidad regional y la confianza binacional. Si bien los niveles repuntaron, todavía se encuentran sustancialmente por debajo del óptimo, lo cual limita su potencial como fuente confiable de agua y motor ecosistémico.

Principales retos binacionales para 2025
Primero, se requiere escalar la gestión comunitaria y tecnológica: potenciar la red de universidades mexicanas y equipar a comunidades con sensores inteligentes y capacitación del lado estadounidense permitiría un manejo más dinámico y transparente del recurso. El Foro de Expertos Binacional puede replicar experiencias exitosas del Border 2025 para incorporar a Chapala en esquemas híbridos de gobernanza.
Segundo, es imperioso transformar los modelos económicos locales: incentivar proyectos productivos sostenibles ligados a la restauración de humedales y ecoturismo fortalecería la economía regional, reduciría la presión extractiva y mejoraría la vigilancia ciudadana sobre la calidad del agua.
Tercero, la infraestructura de saneamiento debe ampliarse. La rehabilitación y ampliación de plantas de tratamiento en la cuenca Lerma debe alinearse con recursos federales y cooperación trilateral (México–EE.UU.–ONGs), reduciendo los aportes contaminantes al lago. En este sentido, el repunte en los objetivos de inspección constituye una base excepcional que necesita consolidarse en seguimiento continuo y participación ciudadana organizada.
Cuarto, la estrategia binacional debe evolucionar de acuerdos técnicos a pactos firmes con reglas claras. El acuerdo de noviembre de 2024 demuestra disposición política, pero demanda protocolos operativos concretos que aseguren el flujo hídrico de México a EE. UU. sin vulnerar las reservas ecológicas esenciales del lago.

En perspectiva, 2025 es una encrucijada
Chapala podría convertirse en modelo de resiliencia regional si se alinean incentivos económicos, tecnológicos y comunitarios; si EE.UU. y México consolidan una agenda hídrica compartida más allá del cumplimiento de tratados; y si se profundiza la participación de comunidades locales como gestores directos del recurso. Sin embargo, sin coordinación firme, financiamiento sostenible y compromiso de largo plazo, las mejoras recientes podrían desvanecerse ante la sequía, el cambio climático y presiones económicas.
El reto es mayúsculo: lograr que Chapala no solo sobreviva, sino que se transforme en ejemplo binacional de gestión hídrica, equilibrando desarrollo humano con conservación ecológica. Si lo hacemos, el lago será más que agua: será símbolo de cooperación y apuesta conjunta por el futuro.
Escrito por: Editorial




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